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El Greco y la polémica sobre su obra "El Expolio"
El pintor Salustiano García recibe el encargo del Cartel de la Semana Santa de Sevilla para 2024. Siente que tiene una gran responsabilidad y quiere impactar, impresionar, convencer... pero de una manera elegante. Está recibiendo sugerencias indirectas.
El cartel para la Semana Santa de Sevilla se hace público el 27 de enero de 2024 y genera una gran polémica. Salustiano García representa a un joven Cristo resucitado para el que toma como modelo a su hijo Horacio García y sigue su estilo habitual neorrealista con fondo monocromo rojo.
El pintor Salustiano, autor del cartel de la Semana Santa 2024 de Sevilla, ha defendido el "respeto y amor" con el que ha hecho el trabajo por encargo del Consejo de Hermandades y Cofradías, un Señor Resucitado que "algún día tendremos como referencia". En relación con las críticas que ha cosechado, ha asegurado que en ellas "no hay fundamentos y sí fundamentalismos".
El cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024 no es ni revolucionario, ni sucio, según asegura su autor, Salustiano García, quien considera que si alguien ve en su cuadro algo sucio es "su propia suciedad interna la que está proyectando en la imagen".
La imagen de este Cristo tras la Resurrección se ha vuelto viral en los últimos días, recibiendo tanto halagos como críticas. En una entrevista con EFE, García ha indicado que su intención a la hora de realizar el cartel era "anunciar la Semana Santa, que es la función de cualquier cartel".
"En mi caso concreto, quise centrarme en su parte más luminosa, la Resurrección. Y luego ser fiel a mi estilo, que es trabajar con personas, con seres vivos y no copiar imágenes", ha explicado, tras concretar que se ha inspirado en su hermano fallecido y en su hijo para. Además, ha puntualizado que se ha inspirado en el Cristo del Cachorro presente en una de las basílicas de Sevilla, porque "quería hacerle un homenaje a la ciudad".
El cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024 se ha convertido en un negocio. La galería Aurora Vigil-Escalera de Gijón ha puesto a la venta 200 ejemplares en formato 'print', de los que ya se han vendido varios.
Otras polémicas: Los recibos y pleitos que acompañaron a ‘El Expolio’ del Greco
El Archivo de la Catedral de Toledo ha dado a conocer dos recibos firmados por el pintor cretense que recogen cantidades de dinero que recibió por la pintura y el retablo de ‘El Expolio’.
La relación entre el Greco y la Catedral de Toledo fue “tumultuosa” y, aunque la previsión era que fuese duradera finalmente se limitó al encargo de ‘El Expolio’, una de las obras cumbres del pintor que está ubicada en la restaurada Sacristía del templo primado.
Hasta ahora, la información que conocían los historiadores del arte sobre este trabajo se conservaba en los denominados libros de Obra y Fábrica de la Catedral de Toledo: una serie de apuntes de pagos realizados que se extienden entre 1577 y 1586. Sin embargo, en estos no aparece el autógrafo del pintor cretense, ya que son documentos “en limpio”. Donde sí está la firma de Doménico Theotocópuli es en los dos documentos “individuales” que han salido a la luz este año y que, según explica Casteñada, son recibís, o sea “copias en sucio” que forman parte de los legajos del fondo de Obra y Fábrica. El primero está fechado el día 3 de noviembre de 1578 y recoge el cobro por parte del pintor de 12.600 maravedíes, que se vendrían a sumar a los 400 reales cobrados por adelantado a cuenta del cuadro.
El segundo recibo fue firmado por el Greco el 1 de abril de 1586 y es un justificante de haber cobrado 13.600 maravedíes por el retablo del cuadro, una parte del cual se conserva todavía hoy. “Este pago está haciendo alusión a la faceta del Greco no solo como pintor sino también como escultor, como trazador del retablo”, expone Castañeda. El concepto de pago, según aparece escrito en el recibo, es por “el ornato de madera que ha de hacer para el cuadro de pintura que tiene hecho para el vestuario del Sagrario (lugar para donde había pintado el cuadro) de la historia del expolio de nuestro Señor”.
Pleito por la tasación del cuadro
Otro de los documentos que se guardó en la Catedral de Toledo, pero que no ha llegado hasta nuestros días, recoge el pleito surgido por el desacuerdo entre el Greco y el Cabildo catedralicio en relación a la tasación de ‘El Expolio’. Castañeda relata que para resolver el conflicto ambas partes recurrieron, como era habitual en la época, a sus tasadores de confianza, sin embargo la diferencia de valoraciones seguía siendo amplia: los llamados por el artista tasaron el cuadro en 900 ducados y los de la Catedral lo hicieron, a la baja, en 227 ducados. Finalmente, se requirió la intervención de un tasador independiente, en este caso el platero que trabaja para la Catedral, que fijó el precio de El Expolio en 350 ducados.
El responsable del Archivo advierte de que el pintor “debía tener mucho carácter, mucha conciencia de su valor como artista”.
La historia del pleito se conoce por la transcripción que en 1870 hizo un estudioso sobre el documento que aún guardaba en esa época la Catedral de Toledo y que, de momento, no ha aparecido.
El Juicio Final de Miguel Ángel
Había realizado ya Miguel Ángel más de las tres cuartas partes del Juicio Final cuando fue a verlo el Papa Pablo. Y Messer Biagio da Cesena, dijo que era muy escandaloso, en un lugar tan sagrado, haber hecho tantos desnudos que tan deshonestamente muestran sus vergüenzas y que no era obra para la capilla del Papa sino para una casa de baños o una hostería. Disgustó esto a Miguel Ángel y queriendo vengarse, apenas se fue Biagio pintó su retrato, de memoria, poniéndolo en el Infierno como imagen de Minos. Fue inútil que Biagio pidiera al Papa y a Miguel Ángel que se borrase su retrato, pues lo dejó allí como recuerdo, donde aún se ve. “Dicen que cuando Biagio da Cesena llevó su queja al Papa, éste le contestó burlonamente: «Si el pintor te hubiera puesto en el Purgatorio habría hecho yo todo lo posible por sacarte de allí, pero como te ha colocado en el Infierno, es inútil que recurras a mí, porque en el Infierno Nulla est redemptio ».”
A mi parecer, no pienso que sea una falta de respeto ni que sea inapropiado, pero sí que entiendo a las personas que si lo piensan. Para las personas que son más mayores, es normal ver este cartel y cuestionarlo, ya que para ellos la religión y la Semana Santa es algo de tradición y respeto. Es algo innovador y por eso nos choca, estamos acostumbrados a una cosa muy marcada y en cuando se cambia eso, es normal que la gente reaccione así. Es arte y hay que apreciarlo así, sin etiquetas.
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